Día 1. Chiquilá-Holbox, México
Uno de mis mayores sueños si pensaba en visitar Yucatán era ir a Holbox. Siempre había pensado en Holbox cómo el verdadero paraíso. Además, desde que leí hace más de 15 años que existía un fenómeno llamado Bioluminiscencia soñaba con verla y… este era uno de los lugares en el mundo donde podríamos tener esa suerte.
Pero… como no me gusta confiar mis posibilidades de cumplir sueños al destino decidí organizar y planificar bien este viaje. Yucatán ofrece mil cosas que hacer, pero si entre uno de tus sueños viajeros está vivir esta experiencia sigue estos consejos.
-Organiza tu viaje desde finales de Mayo a finales de Septiembre.
-Intenta visitar Holbox cuando haya Luna nueva.
-Alójate cerca de punta cocos y podrás disfrutarla sin contratar un tour.
Para llegar a Holbox puedes ir en autobús desde Cancún, contratando una excursión o como hicimos nosotros con el coche de alquiler. Llegamos al parking de Chiquilá. Este pueblo es un negocio andante y podrás encontrar diversos sitios donde aparcar. Nosotros dejamos el coche en el parking 5 hermanos. La verdad es que todos tenían condiciones muy similares, no tuvimos problemas con la recogida, estaba a la sombra, y todos tenían el mismo precio. Dejar el coche cuesta 100 MXN por día. Hay que pagar en efectivo. Lo que más nos gustó del parking fue desayunar justo enfrente cuando recogimos el coche. Hay una pequeña cafetería local con comida típica y tradicional. Muy barata y donde disfrutamos de unos antojitos antes de seguir nuestro viaje.
Para coger el ferry hay que avanzar en esa calle hasta el puerto. Salen ferris cada media hora. Hay dos empresas una con 9Hmnos y Hexpress, pero te los venderán en función de las horas. Avisan con un megáfono cuando la salida está próxima. Cuando tienes tu billete esperas en unos bancos a que te recojan las mochilas grandes y ya puedes subir al barco. Se tarda aproximadamente 20-30min y ambas tienen el mismo precio, 220MXN sólo ida.
Cuando llegamos al fin al paraíso cogimos un taxi (carrito de golf, la manera más habitual de moverse por la isla). Dependiendo de dónde esté tu alojamiento no tendrás que alquilarlo. En nuestro caso cómo queríamos estar en punta cocos (que está a unos 30 min andando) preferimos llegar de esta manera.
Una cosa de la que te tengo que advertir… muy seriamente… es del hambre voraz de los mosquitos de esta isla. NUNCA en mi VIDA había vivido una cosa igual. Cuando nos subimos al carrito la conductora nos aconsejó echarnos más repelente. Normalmente usamos Relec o Goibi más nuestras pulseras. Bueno, pues a pesar de todo, fue horrible llegar… una nube de mosquitos nos perseguía y parecía que íbamos bailando y dando palmas a lo andaluz! Jajaja Una locura. Llegamos a Holbox momentos antes del atardecer cuando la actividad de los mosquitos es más intensa.
Nos alojamos en un ecocamping muy acogedor. Balam ecocamping a través de Booking. Su dueña es súper atenta y nos ayudó con la excursión del tiburón ballena. Y lo más importante nos ofreció repelente de verdad nada más llegar (parecía yeso, enserio). También nos aconsejo ver la puesta de sol antes de hacer el check-in y no dudamos en ir corriendo a ver esa maravilla.
Esa playa, esos colores… ¡fue mágico!
Había un poco de sargazo (no todo en esta época es tan genial…) pero era mínimo y no estropeaba la imagen idílica del paisaje. Después de tantos videos y fotos… ahí estábamos, viviendo un atardecer en Holbox. Fue maravilloso, caminamos por la orilla hasta que vimos un chiringuito y decidimos sentarnos a cenar algo. Y empezó la pesadilla… Tengo que decir que el chiringuito estaba perfecto y la comida estaba increíble. El problema eran los mosquitos una vez más. A pesar de velas de citronela, del incienso y de nuestro cuerpo lleno de “yeso”… nos acribillaron. Temí que a Rubén le diera una reacción alérgica, pues tenía más piel con picaduras que piel sana. No pudimos terminar de cenar, pedimos la cuenta y corrimos (literalmente) hacia las cabañas.
Que los mosquitos estuvieran así fue un hándicap para disfrutar del ecocamping, ya que al estar todo al aire libre te molestaban constantemente los mosquitos. En la ducha, en el baño, en la zona de hamacas… Al volver hicimos el check-in, dejamos reservada la excursión para el día siguiente del tiburón ballena y nos encerramos en la cabaña. Nos metimos dentro de la mosquitera y descansamos un rato viendo una serie hasta que anocheció.
Esa noche había hablado con un taxista de allí que me habían recomendado para visitar la laguna de la bioluminiscencia. Si queréis su contacto mandadme un DM en Instagram. A las 22:00 pasó a recogernos con su carrito de golf a la puerta del alojamiento. Llevamos sudadera para los mosquitos y bikini para disfrutar del agua. Llegamos a la parte que está enfrente de donde señalan la bioluminiscencia en Google. Nos explicó un montón de cosas sobre los organismos que producen este fenómeno y tuvo una paciencia infinita para intentar que consiguiera una foto medio decente (ya os adelantó que no conseguí la que o quería). Nos enseñó como se ve con el movimiento, con una camiseta blanca donde se queda el plancton adherido. Fue genial. El agua estaba caliente y dentro no te molestaban los mosquitos. Pudimos disfrutar del agua y con la absoluta oscuridad nuestros ojos cada vez más acostumbrados conseguían captar más detalles. Además, disfrutamos de las estrellas y pedimos deseos a las estrellas fugaces. Es una experiencia increíble. Pensaba que cómo en otras ocasiones con las fotos se capturaba más luz y con los retoques se conseguía ese azul tan nítido, pero no. Vivirlo es aún más alucinante.
La fotografía es difícil de conseguir porque necesitas movimiento continuo para que el plancton brille, donde lo pudimos observar es una especie de laguna y apenas hay movimiento. No hay olas, entonces para conseguir capturarlo necesitas moverte tú.
Además tienes que utilizar el trípode, larga exposición y una gran apertura de diafragma. Tengo que reconocer que, aunque las fotos no son muy buenas, me encantan. Y me quedo con el recuerdo de como pude vivirlo. Después de un par de horas en la laguna volvimos a casa. Los moquitos querían volver a molestar, pero no tanto como en el atardecer.
Día 2. Holbox, México
Al día siguiente madrugamos bastante para poder ver al tiburón ballena. Es el pez más grande del mundo y frecuenta las costas de México en esta época para comer. En esta época se acumula mucho plancton en la zona y es frecuente ver al tiburón y mantas. Hicimos el tour desde Holbox (yo pensaba que era lo mejor, pero hablando con locales nos recomendaron hacerlo desde Cancún ya que son menos horas en barco) Nosotros hicimos el tour a través del alojamiento. Pero os recomiendo que hagáis este Ocean Tours desde Cancún (Hicimos más excursiones con ellos y son geniales).
Nos recogieron en el alojamiento, nos llevaron al muelle y nos explicaron las normas del barco y de la actividad. Son animales libres y por lo tanto no garantizan verlos, pero en esta época es fácil encontrarlos. Empezamos a navegar y cuando llevábamos una hora y algo, ya cambiaba el tono de azul, abandonábamos el mar caribe y nos adentrábamos en el atlántico. Empezamos a ver más barcos y ahí empezamos a ver los tiburones. Había unos 20, con lo cual los barcos estaban muy repartidos. Nos dio la impresión de que lo tienen bien controlado y cuidan que los animales no se estresen. Empezamos a ver tiburones, algunos los conocían de otros años. Hicimos parejas, te colocabas el equipo de snorkel y cuando el capitán estuviera bien colocado te avisaba para que saltaras. Contigo siempre saltaba un instructor y sólo dos personas podían acercarse al tiburón. Lanzarse al agua y ver como el tiburón se acercaba a ti abriendo la boca para comer fue una pasada. El mejor consejo… Tener cuidado con su aleta caudal que en la mayoría de casos es más grande que tú. Pudimos nadar con él tres veces cada pareja. Fue un día precioso. La emoción y la adrenalina estaban por las nubes. Además, el mar estaba muy calmado y había mucho sol, con lo cual la visibilidad era perfecta.
Después de estar nadando con ellos y de que todo el grupo estuviera más que satisfecho pusimos rumbo a Holbox de nuevo. En el camino nos visitó un grupo de delfines que juguetearon alrededor del barco durante un buen rato. No me podía creer la suerte que estábamos viviendo. Nunca había visto tantos delfines, tan cerca, tan juguetones, saltando y haciendo acrobacias alrededor de nuestro barco. (Normalmente me suelo marear, yo creo que ese día con tantas emociones no me acordé ni del mareo) Durante la navegación también atravesamos una zona de tortugas y vimos varias tortugas saliendo a respirar con sus enormes caparazones. ¡Qué maravilla de océano!
En la excursión nos incluía una parada para comer ceviche en una zona de Cabo Catoche y pudimos disfrutar de cientos de aves en el manglar. Y disfrutar de un azul, aún más azul.
Cuando estábamos regresando a Holbox empezó una tormenta bastante fuerte y nos estropeó nuestros planes de llegar a punta mosquito a ver la lengua de arena. En su lugar nos metimos en un bar que había 2X1 y disfrutamos de la lluvia con nuestros mojitos. Cuando dejó de llover, caminamos por las calles de Holbox en busca de sus famosos grafitis y sus famosos columpios frente al mar. Desde hace unos años retiraron todos los que había dentro del agua.
Cenamos en Arte Sano, un restaurante vegano con ricos jugos. Y nos fuimos caminando por la playa hasta nuestro alojamiento en punta cocos. Por la orilla del mar los mosquitos daban menos guerra. Después de descansar un rato no pude evitar volver a ir a ver la bioluminiscencia. Esta vez cogimos nuestros frontales y fuimos caminando. Si te alojas en esta parte de la isla es fácil llegar. Verás y oirás a los carritos que van llegando. Lo malo… una vez más, los mosquitos y bichos que había, que con la lluvia parecían aún más fuertes. Pero nada que una sudadera y caminar rápido nos impidiera llegar. Esa noche lo vimos igual de bien que la anterior. Aunque al llegar con los frontales nuestros ojos tardaron más en acostumbrarse. Es importante que no haya otras luces que contaminen la playa porque si es así no veréis nada. Si hay otros grupos respetad y evitar la luz blanca principalmente. Podéis iluminar con luz roja.
Pasamos nuestra última noche en Holbox rodeados de magia hasta que se nos arrugaron los dedos y empezamos a sentir el frío.
Día 3. Holbox-Valladolid, México
La mañana siguiente aprovechamos para bañarnos en sus playas, recoger, y poner rumbo al siguiente destino. Nos dirigimos al muelleve y volvimos Chiquilá para continuar hasta Valladolid.
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