Día 9. Johannesburgo, cuna de la Humanidad y Universidad de Pretoria, Sudáfrica.
Llegamos a la última para de nuestro viaje. Esta parte del viaje la dedicamos a conocer Pretoria, la ciudad donde vive nuestra amiga adri. Os he hablado de ella en más post de Sudafrica.
Llegamos prontito a Johannesburgo, aterrizamos en la terminal B, teníamos reservado un coche, con Rentalcar, esta vez elegimos AVIS. Para llegar a la zona de coches de alquiler hay que ir hacia la terminal A. No os preocupéis, porque están pegadas y caminando cambias de una terminal a otra sin darte cuenta. Esta bien indicado, hay que bajar un piso y ahí están las oficinas de AVIS. Después de hacer los trámites cargamos la ruta y nos dirigimos hacia la cuna de la humanidad.
Corrupción policial en Johannesburgo.
Nada más salir del aeropuerto nos paró la policía. Nos dijo que nos habíamos saltado un stop y tenían que multarnos. Nos pillaron un poco desprevenidos porque no habíamos leído que este tipo de cosas pasarán en Johannesburgo, pero según hablabamos nos olía más a timo. En estos casos lo mejor que podéis hacer es decir que no tenéis efectivo o que tenéis muy poco. Proponed pagar con tarjeta. Si es un timo seguramente os digan que no se puede y que podéis acordar alguna cantidad en efectivo. A nosotros ya es la segunda vez que nos pasa. Una vez en Macedonia del Norte y está vez. En México dónde habíamos leído que le pasa a más turistas no tuvimos ningún problema. En Macedonia no teníamos nada de efectivo y al final nos dejaron ir sin pagar nada. Está vez se quedaron con nuestro efectivo (qué por suerte, no era mucho, R300.)


Después de este percance sí, nos fuimos al Museo de la cuna de la humanidad. Fue genial, personalmente me gustan mucho los museos de ciencias, y me parece súper curioso ver nuestra evolución. Es dinámico y se ve en poco tiempo. Bueno, todo lo que te quieras entretenerte. Cuesta 100Rand.
La verdad es que llegamos un poco tarde, y había varias clases de niños que venían con el colegio, por eso, al final nos quedamos sin ver la otra parte del museo, que tiene una entrada diferente, las cuevas. Una opción para que no os quedéis sin verla es comprar estas entradas online. A nosotros nos daban la opción de esperar más de una hora para poder entrar y se nos hacia tarde para llegar a nuestra cita en Pretoria.
Pretoria en esta época esta preciosa, esta llena del árbol nacional, la Jacaranda. Un árbol que florece justo en esta época (finales de septiembre primeros de octubre) y se mantiene en flor durante unas 2-3 semanas. Por lo que tuvimos mucha suerte de poder verlo. ☺
Todo Pretoria estaba pintado con tonos morados.

Una vez en Pretoria, nos dirigimos hacia la universidad. Normalmente no se puede visitar, se necesita un permiso especial con una invitación, que nuestra querida Adri nos consiguió. Adri es lectora en la Universidad, da clases de español a través del Instituto Cervantes y es una pasada conocer esta parte de su vida.
También tiene un blog, ella es todo arte. Aquí os lo dejó por si queréis pasaros: etereadriana.
La universidad es moderna y es un recinto donde se albergan las diferentes facultades con sus diferentes planes de estudio. Con jardines, cafeterías, radio… y un montón de estudiantes. Me recordó muchísimo a la Universidad de León y a los felices años que pasamos allí.

Esta vez nos alojamos en una «guest house» que nos recomendó Adri, cerca de su casa, en el barrio Newlands. Después de descansar un poco y arreglarnos, seguimos con nuestro día. Era Viernes y nos dirigimos a Botaki, que se encuentra en el barrio de Hatfield, os dejo su insta para que sigáis sus eventos . Un lugar peculiar, lleno de arte, una especie de casa «modificada» para dar conciertos y exposiciones. Algunas de las habitaciones tenían montados mercaditos de ropa y joyas artesanales, también tiene una terraza con vistas a la ciudad, y un bonito jardín donde un grupo tocaba canciones en uno de los muchos idiomas que se hablan en Sudáfrica. Nos dejamos llevar por las notas del teclado, el saxo y una voz desgarradora de una chica un poco tímida, pero que cuando empezó a improvisar nos dejó con la boca abierta.
Cada viernes hay un concierto diferente, también los miércoles recitan poesía. Es un bonito lugar donde empaparse del arte local.
Día 10. Parque Nacional Pilanesberg, Sudáfrica.
Este día empezamos pronto. No me podía ir de Sudáfrica sin visitar alguna de sus reservas… ❤ Nos decidimos por Pilanesberg, porque esta bastante cerca (a dos horas de Pretoria), y por recomendación de los anfitriones.
Ésta fue la primera vez que hicimos un Safari por libre, es decir, con Rubén al volante. La verdad es que nuestro coche era bastante pequeño, bajo, incómodo… después de esta experiencia creo que prefiero contratar guías para poder disfrutar bien del Safari, sobre todo por la altura del coche. Aunque tengo que reconocer que fue muy divertido sentir que dependíamos solo de nosotros mismos.
El parque es una pequeña reserva que se recorre bien en un día, nosotros pasamos unas 6 horas recorriendo el parque. Si quieres tener más posibilidades de avistamiento puedes pasar un par de días.
La entrada se divide en personas y en autos. Además, por ser extranjeros pagas un poco más. Si quieres tener un mapa (muy recomendable) os dejó por aquí la imagen, son R50 más, unos 3€ más. El mapa consiste en una revista con un montón de información sobre el parque y sobre los animales que puedes ver. Es muy aconsejable que llevéis dinero en efectivo, ya que a veces no funcionan los datafonos. En total, nosotros pagamos por: un coche, 4 adultos y el mapa, 470Rand. Unos 25€ por todo.
Es un parque muy interesante por su tamaño, porque puedes ver a los Big five, por sus colinas y lo mejor de todo, sus hides con vistas a varias lagunas donde es fácil ver animales.
Es importante seguir las normas del parque, más aún sin vas sin guía. Respetar los límites de velocidad, respetar a los animales, no hacer ruidos que les incomoden o alteren, no salir de los caminos… Cosas de sentido común. Es importante respetar el espacio de los animales. Tenemos que recordar que son animales salvajes, y que nuestro pequeño coche no nos va a librar de un buen revolcón de un elefante si se siente amenazado. Precaución y sentido común.




Empezamos la mañana muy bien, al poco de atravesar la primera puerta nos estaban esperando cebras a la orilla de un lago. Pudimos ver una familia de elefantes bastante cerca. Los caminos no están muy bien, hay que conducir muy despacio y fijarse bien en los baches para no estropear el coche. De todos modos, no es un sitio para ir rápido. La velocidad máxima permitida es 40km/h. Y no tiene mucho sentido ir más rápido ya que vas buscando animales.
Este día tuvimos suerte, y a pesar de que nos vamos de esta parte del mundo sin ver grandes felinos, hemos visto animales muy complicados de ver. Como el serval, una especie de ciervo que se llama Klipspringer y el rinoceronte blanco.
Cuando vimos el rinoceronte, estaba bastante lejos y las fotos no son muy buenas… Pero fue increíble, era un poco más grande, con la boca un poco más ancha, las orejas también eran ligeramente diferentes, pero lo que me hizo estar segura de que era un rinoceronte blanco, fue verle pastar tranquilamente la hierba del suelo. Además, su cuerno más grande estaba cortado. Esto lo hacen para evitar que les cacen por su cuerno, es una manera de proteger a estos gigantes que están en peligro de extinción.

La mayor diferencia entre el rinoceronte blanco y el negro es la forma de su boca. El rinoceronte blanco tiene la boca cuadrada, que le facilita pastar del suelo y el rinoceronte negro tiene la boca en forma de V, que le permite alcanzar ramas de los arbustos.
Hicimos una ruta circular, entramos y salimos por la puerta Manyane. Empezamos primero por el camino Tswene drive (rojo) y nos dirigimos al primer mirador, pero no vimos nada por lo que nos dirigimos al siguiente punto, el primer Hide. Los miradores, hides y caminos están bien señalados en el mapa.
Los hides son espacios cubiertos, con ventanas para poder esconderte dentro y observar y fotografiar fauna. Suelen estar situados en sitios estratégicos para tener más posibilidades de ver más animales.
Al entrar parecía tranquilo, había algunos pájaros y un gran hipopótamo en el agua. Decidimos darle una oportunidad y sentarnos un rato, resguardados del sol y del calor dentro del hide. Al rato el hipopótamo empezó a moverse y salió del agua, era enorme y ágil. Y justo, cuando estábamos embobados con el hipopótamo, apareció una familia de elefantes que se acercaron a darse un baño. Nos quedamos maravillados con la escena y disfrutamos mucho. Yo sobre todo con la cámara en la mano.

Seguimos recorriendo el camino buscando parar en todos los hides. El siguiente daba a otra laguna y había dos elefantes enormes muy, muy cerca, bañándose y revolcándose. Cuando ellos se alejaron, nosotros salimos del hide, y en la zona donde estaban los baños y nuestro coche aparcado, estaban los dos elefantes que habíamos visto alejarse. Hay zonas aseguradas dentro de la reserva para que puedas bajar del coche y llegar al hide con seguridad.
El siguiente hide fue el de la laguna grande central. Ahí pudimos ver cocodrilos, más hipopótamos (pero más lejos) y muchas aves. Fue un día muy bonito.

Esa noche cenamos en Lucky Rodrigo. Tienen diversos cócteles muy ricos, nos encantó el Long Island, y la comida también estaba muy buena. Además, sin necesidad de moverte, al lado hay una pequeña discoteca donde salimos a bailar un poco.
Día 11. Pretoria y Braai, Sudáfrica.
Al día siguiente, nuestro último día, nos invitaron a un braai, una especie de barbacoa donde cada persona aporta algo (comida, bebida…) Luego entre todos se cocina y se comparte la comida y bebida. Aquí pudimos conocer a más gente muy interesante, y entender un poco más su estilo de vida en el país.
Disfrutamos de un día tranquilo de piscina y así, pusimos el broche final a un bonito viaje.
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