Día 1. Flores, Guatemala
Para llegar a Flores hay diversas opciones. Desde ciudad de Guatemala puedes volar a Flores, es lo más cómodo y con tiempo puede ser lo mejor en relación calidad/precio. La compañía que cubre este trayecto es TAG https://tagairlines.com/es-gt/ y el vuelo dura menos de una hora.
Otra opción desde Antigua es contratar shuttle o excursiones de varios días por tierra. Lo malo es que es una buena paliza de coche… unas 9h! y además, las carreteras en Guatemala no son las mejores. Si os cuadran los horarios o parar en algún lugar por el camino, puede ser una buena opción, y seguro que más económica.
Nuestra opción fue un poco diferente, ya que nosotros estábamos en Cancún y cogimos un vuelo Cancún-Flores directo. Tardamos unas dos horas, también con la compañía TAG. En estos vuelos nos ofrecieron una botella de agua, que con el calor y la humedad se agradecía muchísimo. Son aviones pequeños, lo bueno que tienen es que el embarque y el control de equipaje van rápido.
En este caso nosotros volamos… SOLOS! sii! avión «privado» para atravesar la selva Maya. Hasta a la azafata le entraba la risa. Fue un vuelo tranquilo y nos lo pasamos admirando las vistas.
Si llegas a Flores por su aeropuerto, Mundo Maya, verás que es pequeño y sencillo. Y está al lado de la isla que sobrevolaras antes de aterrizar. Cuando llegamos no teníamos Quetzales, la moneda de Guatemala. Preguntamos y nos recomendaron cruzar la carretera para llegar a un centro comercial y poder sacar dinero. Tanto en el aeropuerto como en el cajero del centro comercial podrás conectarte al Wifi. Nosotros sacamos dinero con la Revolut y aunque aplicaba una pequeña comisión el cambio era tan bueno que merecía la pena sacar dinero y no cambiar. Por cierto, en la mayoría de locales, hostel y agencias si pagabas con tarjeta te aplicaban un cobro extra del 5-10% por lo que nosotros utilizamos más la Revolut para sacar dinero en esta ocasión que para pagar con ella. En esta ciudad tan pequeña no funciona Uber y la mejor manera de moverse, sino vais muy cargados, es parando un TukTuk, te suelen cobrar 10-15GTQ del aeropuerto al centro. Tardamos unos 10 minutos en llegar a nuestro Hostel. Elegimos Los Amigos Hostel por sus buenas opiniones y la verdad es que nos gustó mucho. Escogimos una habitación individual con baño propio. Hicimos la reserva a través de Booking. El hostel cuenta con una agencia que organiza diferentes excursiones y shuttles para moverte por el país e incluso cruzar la frontera con el cercano Belice. Además, tiene un restaurante donde todo estaba buenísimo (quizá un poco más caro que los de la zona) y tenía ambientazo de mochileros.
Lo primero que hicimos al llegar a Flores fue dirigirnos a la agencia de viajes del Hostel para organizar nuestros días allí. Contratamos un tour para visitar Yax-Ha (un yacimiento arqueológico más antiguo que Tikal, y aunque más pequeño y menos conocido, tiene su encanto y su magia) y el tour del amanecer en Tikal. Una vez que teníamos las excursiones contratadas fuimos a comer y a dar una vuelta por la isla.

Me sorprendió la artesanía en madera, pendientes y collares típicos de esta zona del país. Se respiraba arte en las orillas del lago, todo muy pintoresco y colonial. Aprovechamos el paseo para comprar la tarjeta SIM para tener datos en una tiendita pequeña. Compramos la tarjeta de la compañía Claro. Preguntamos que tarifa tenían para cubrir la semana y cogimos la más barata. Funcionó muy bien y tuvimos buena cobertura en todo el país.
Comimos algo rápido y a las 12:00h estábamos listos para coger nuestra van para dirigirnos al Parque Nacional Yax Há. Tardamos aproximadamente 2h porque paramos para recoger a más viajeros por el camino. Cuando llegamos (como en todos los parques en Guatemala, te piden que te laves las manos con alcohol gel, rellenes un formulario de tu visita y te toman la temperatura). Nuestro guía era un apasionado de la cultura maya y nos contó muchísimas curiosidades, de la cultura, de los templos y del dinero guatemalteco que esconde números mayas.
Es un complejo grande, muy escondido en la selva y lo teníamos casi para nosotros solos. Estábamos rodeados de naturaleza y los monos aulladores y araña pronto se dejaron ver. Ya habíamos escuchado el mayor rugido de la naturaleza en Costa Rica (sí, este mono es el mamífero terrestre que más grita). Pero escuchar ese rugido siempre sorprende.
En Yax-Há se pueden ver varios templos, y puedes subirte a lo alto de todos ellos. Bueno, en realidad, del parque solo podemos ver un porcentaje muy pequeño, pues aún queda muchísimo por excavar. Cualquier forma piramidal que parezca una montaña seguramente sea otra estructura maya. Pero así como están, enterradas, es la mejor forma de conservarlas. Puedes disfrutar de las vistas desde lo alto de sus pirámides y centros astronómicos, pasear por sus plazas, caminar por la Acrópolis del Norte, con sus tres templos. Pero el plato fuerte viene al atardecer cuando subes a lo alto del templo de las manos rojas y ves el atardecer sobre el lago rodeado de selva.
Tras disfrutar del atardecer pusimos rumbo a Flores de nuevo y al llegar buscamos un sitio donde cenar. Cenamos en un pequeño restaurante lleno de gente local. Se encuentra en la calle Sur, frente al lago, no recuerdo su nombre. Había oferta en tacos y estaba todo buenísimo, aunque no somos buenos críticos ya que somos unos amantes de la comida mexicana. Y con la barriga llena nos fuimos a descansar que el día siguiente empezaba una aventura al amanecer.

Día 2. Flores.
El día empezó con un gran madrugón, pero incluso con la cara de sueño y el estomago vacío estábamos ansiosos por empezar! El despertador sonó a las 3am. Sólo estábamos a una hora y cuarto de Tikal, pero teníamos que llegar antes de que amaneciera. Llegar a Tikal y comenzar a caminar por la selva, en plena noche oscura, sin luna, sólo iluminados con nuestro frontal, fue genial. Nos subimos en el templo IV de Tikal, el templo de la Serpiente Bicéfala. Es el templo más alto, con una altura de 70m. Y allí, sentimos como poco a poco iba despertando la selva y empezamos a escuchar sus sonidos. Cantos de pájaros, rugidos de los monos, y el mecer de las hojas con el viento. Tuvimos mucha suerte, pues en Junio es la temporada de lluvias con lo que es más difícil tener días despejado, y nosotros vimos un amanecer precioso. Se respiraba paz y entendimos como sólo con observar desde esos templos, los Mayas podían entender tantas cosas. Desde este mirador se pueden observar los extremos de los demás templos asomándose entre la espesa selva.
Después de este espectáculo comenzamos a recorrer Tikal, esta vez con la luz de las primeras horas del día. Hicimos el recorrido con guía. Es un parque muy extenso, y los templos no están bien indicados. Además, nos encanta escuchar explicaciones sobre nuevas culturas e historia. En nuestro recorrido, además de ruinas Mayas, nos encontramos con tucanes disfrutando de una comilona y coatis que decidieron acompañarnos en la gran plaza del templo del Jaguar.


El recorrido se hizo ameno, subimos a todos los miradores, seguimos disfrutando de la inmensidad de la selva (me encanta la selva… se nota, no?) Y caminamos entre las imponentes pirámides del Jaguar, dedicada al gran rey Cacao, y del templo de las mascaras.
La cultura Maya me fascina, todo el conocimiento a base de la observación del cielo, cómo aprovechaban las estaciones para sus cosechas y hasta establecieron un calendario para ello. Sus construcciones que se imponían entonces, y que hoy en día siguen en pie envueltas de frondosa selva. Además de todo el misticismo que rodea a los sacrificios humanos, el juego de la pelota y la relación tan cercana, y quizás más sana, con la muerte.
Poder escuchar estas explicaciones mientras recorríamos lo que un día fue el corazón del mundo maya fue todo un regalo.
Agotados, dejamos el tesoro maya y volvimos a Flores. Decidimos comer algo rápido y descansar un poco. Después de una merecida siesta dimos una vuelta por el pueblo para ver sus calles, cuestas e iglesias. Es muy pequeño y tardarás más o menos, una hora en recorrerlo entero. Ese día cenamos pronto y elegimos otro restaurante a las orillas del lago, restaurante Raices, al lado del embarcadero. Cuando llegamos, nos ofrecieron visitar su otro restaurante en la orilla contraria y nos ofrecían una embarcación gratis para llegar a él. Al final decidimos cruzar el lago. Tenía varias hamacas, unas maderas para poder bañarse y columpios. Las vistas y la comida estaban increíbles. Lo que más nos gustó fue una especialidad de la temporada, un hongo llamado Tziquinché que estaba fuera de carta, si vais y lo tienen probadlo (es un entrante).
Al día siguiente recogimos nuestras cosas y fuimos al aeropuerto para continuar con la siguiente parada. Antigua.