Hermanus es uno de los 12 mejores lugares del mundo para ver ballenas según la World Wildlife Fund (WWF) . Cada año llegan unas 5000 ballenas a las costas de Hermanus. Y podemos disfrutar de ellas desde sus acantilados sin necesidad de adentrarnos en el agua a buscarlas. El mejor mes para verlas es octubre. Pero desde mayo a diciembre podremos observarlas. Esto se debe a que vienen a reproducirse y a dar a luz a estas aguas tranquilas y poco profundas.
Día 6. Hermanus, Sudáfrica.
En nuestra ruta por sudáfrica, Hermanus ha sido como coger aliento y fuerzas para continuar el viaje. Ha sido maravilloso. Es un pueblo costero, con casas familiares y un paseo genial bordeando toda la costa para ver ballenas. Parece una locura que estos gigantes se acerquen tanto a la costa. Tengo que reconocer que me costaba creer todas las historias que se contaban en internet hasta que lo pude ver con mis propios ojos.

Cuando llegamos a esta zona lo primero que hicimos fue ir un poco más allá, hasta Gansbaai. Este pueblo es el que se lleva la fama de tener las mejores excursiones y avistamientos. Nosotros habíamos contratado una excursión para ver estos animales más cerca desde un barco. Decidimos contratar la excursión del avistamiento de los 5 grandes, por 70€. Tiene muy buenos comentarios. Reservamos la actividad a través de get your guide. Apenas habíamos salido del pequeño puerto, una gran ballena se acercó a saludarnos.
Yo me suelo marear en el barco. Este día habia tomado mi medicación para el mareo, y a pesar de la adrenalina cuando empecé a hacer fotos con el teleobjetivo casi me muero. Definitivamente no fue una buena idea. Así que decidí sentarme, dejar la cámara y simplemente disfrutar de la naturaleza. Pensaba que me iba a perder el espectáculo desde el barco por mi mareo… pero había tantas ballenas por ambos lados del barco que aún sentada y con la cabeza apoyada (así me sentía mejor) pude disfrutar de las ballenas.
Estas ballenas, francas australes, son las únicas que están en estas latitudes tan bajas. Por lo que era la primera vez que las veíamos. Me parecieron súper simpáticas y con ganas de acercarse a los barcos como nunca antes habíamos visto. Las ballenas jorobadas que vimos en Samaná eran más huidizas y cuando notaban nuestra presencia se alejaban, estas no. Simplemente parando el motor se acercaban.
Después de ver ballenas, nos acercamos a otra zona. Donde la concentración de tiburones es aún mayor, debido a la corriente y a la presencia de una colonia de leones marinos cerca de allí.
Los tiburones que pudimos ver fue porque desde otra embarcación con jaula, donde se meten los turistas, les atraen con caldo de pescado. Estuvimos planteándonos mucho si hacer esa excursión o no… ya que no nos parecía del todo ético, y cuando lo vimos desde el otro barco y vimos cómo los tiburones se golpeaban en más de una ocasión contra la jaula lo descartamos finalmente. Esperemos que haya otra oportunidad para nadar con tiburones de otra forma. En otro viaje
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Después de ver los tiburones nos acercamos a la colonia de Leones marinos. Fue muy divertido verles jugando y saltando, haciendo acrobacias y haciendo ruidos. Son como los perros del mar. Y también nos acercamos a una colonia de pingüinos, que se veían bastante más lejos. Pero desde donde se apreciaba la cantidad enorme de pingüinos que había.
Una vez en tierra, nos ofrecieron un caldo de verduras calentito. Que nos supo a gloria, por el frío y por el mareo. Después de descansar un poco en tierra firme, fuimos a Hermanus para comer algo rápido y acercarnos a su paseo.
En hermanus nos alojamos Beautiful Abalone. Una agradable casa con jardín, valla, parking, seguridad y todas las comodidades. La lleva una pareja súper amable que nos recomendó un montón de sitios y nos dio muchos consejos sobre seguridad en la zona.

Comimos unas hamburguesas muy buenas en Pear Tree Bistro. Aquí podréis ver su menú.
Y ya por fin en el paseo, cámara en mano, buscando algún sitio donde sentarnos, empezamos a ver las primeras ballenas. ¡Desde la costa! Se veían perfectamente, con prismáticos apreciabas más los detalles, pero a simple vista se veían muy bien, y se escuchaba cómo respiraban y salpicaban.
Llegamos a ver hasta 6 ballenas a la vez en un mismo punto. Varias mamás con sus crías. De repente una de las crías empezó a sacar la cola y salpicar, haciendo un ruido terrible. Esto movimiento se llama lobtailing. Y se cree que es una forma de comunicación entre madres e hijas. Fue una pasada poder verlo.
Cuando más actividad de las ballenas vimos fue en las horas centrales del día. Y desde el mismo puerto del pueblo. Hermanus tiene unos caminos que recorren la costa para poder ver estos cetáceos. Se llaman Cliff Path. Como ya os hemos dicho, Sudáfrica es un país peligroso y nos recomendaron (muy importante) no salirnos del sendero. Aún así, ya con esa sensación de inseguridad que ya traíamos de otras ciudades, cuándo nos quedábamos en el sendero solos, y sin mucha escapatoria entre rocas y matorrales, nos movíamos hacia zonas más céntricas. También tengo que decir que frente al museo de la ballena, en la plaza, hay unos jardines con asientos para ver ballenas. Es donde hay más concentración de gente, pero es que, en este lugar fue donde más se acercaban las ballenas, supongo que porque hay aguas profundas muy cerca.
Lobtailing:




Día 7. Cabo Agullas y Reserva Natural de Hoop, Sudáfrica.
Hoy nos dirigimos hacia el punto más sur del continente africano. Cabo agullas. Hay una placa donde indica este punto y además, es donde se juntan los océanos Atlántico (frío) e Índico (caliente). Con estas condiciones, en invierno con los fuertes vientos, se pueden producir olas de más de 30 metros, es un lugar poco seguro para navegar que ha propiciado miles de leyendas.
En este punto también podréis disfrutar de un bonito faro y de un mapa enorme de África.

Después de darnos un paseo por esta zona, continuamos la ruta hasta de hoop. Otra reserva natural de Sudáfrica, famosa por sus dunas frente a la playa. Después de ver las dunas de Namibia todo nos parecía pequeño, pero es verdad que es precioso ver el mar junto a estas dunas. Sentados en la cima de una de ellas, nos comimos unos sándwiches mientras buscamos ballenas. Vimos unas 3-4 ballenas en ese rato, pero más lejos que en Hermanus (que sin duda, es el mejor lugar para verlas, tiene su fama por algo)

Hicimos la ruta que está indicada por la playa. Y después recorrimos el parque con el coche. Vimos muchas avestruces, cebras y halcones.
Desde Hermanus, se tarda en llegar unas 2 horas, un poco más si vas hasta cabo Agullas y haces esa parada por el camino. Merece la pena si tienes tiempo suficiente, sino, dedica el tiempo necesario a Hermanus.



Volvimos a hermanus sobre las 5 y volvimos a buscar nuestro sitio en el pueblo. Este día las ballenas se acercaron muchísimo a la costa, muchisimo. Pude hacer fotos muy nítidas e incluso se escuchaban sus sonidos.
Esta vez pudimos ver 5 ballenas muy, muy cerca. Había personas bañándose en unas rocas y las ballenas pasaban al lado. (También te digo… menudo frío… sabiendo la temperatura del agua)
Cuando empezaba a atardecer y las ballenas se alejaron, nos fuimos a casa rápido para poder hacer las maletas con luz. Esto del Loadsheding es un mundo…
Día 8. Vuelta a Cape Town, Sudáfrica.
Al día siguiente no podíamos irnos sin despedirnos de las ballenas. Nos acercamos al puerto para dejar el coche aparcado cerca del mirador, ya que lo teníamos cargado con el equipaje y nos daba más seguridad tenerlo vigilado y cerca. Nada más acercarnos con el coche la vi. ¡vi a una ballena saltando! No me lo pensé, salí corriendo dejando todo medio tirado y a Rubén aparcando. Con la cámara preparada en la mano (aprendí de un amigo que me enseñó que la cámara tiene que estar siempre preparada y con el teleobjetivo puesto, porque nunca se sabe cuando vas a tener la mejor foto) estaba lista para fotografiarla. Pensaba que era una afortunada por poder haber visto saltar a una ballena con mis propios ojos, aunque no tuviera fotos, pero… la ballena volvió a saltar hasta en 4 ocasiones y pude capturarlo. Habíamos leído que esto puede ser un acto para desparasitarse y que lo repiten varias veces. Pero no nos podíamos creer la suerte que estábamos teniendo. Una ballena saltando cerquita de la orilla. Esta fue la mejor despedida de Hermanus que podíamos haber tenido.





Tras este espectáculo nos pusimos rumbo a Bettisbay, otra famosa colonia de pingüinos alejada de capetown. Solo cuesta 30Rand. Nos gustó más la colonia en Boulders Beach, pero esta es barata, los ves bien, y además hay miles de cormoranes, que también están en peligro de extinción.

Al habernos desviado hacia Bettisbay el camino hacia Capetown fue impresionante. Una carretera alucinante que recorre toda la costa con unas vistas insuperables, eso sí, con bastantes curvas.
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