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Ciudad del Cabo y sus alrededores. Parte I.

Ciudad del Cabo, ciudad madre de Sudáfrica. Una ciudad moderna, llena de cultura y diversidad, establecida en las faldas de una maravilla natural, la montaña de la mesa.

A esta ciudad le dedicamos varios días de nuestra ruta. Tiene mucho encanto y hay que dedicarle al menos 3 días si quieres empaparte bien de ella. Nosotros estuvimos 5 días completos, pero fue debido a que fue un viaje para visitar amigos y el ritmo que llevamos fue diferente al que estamos acostumbrados. Esto nos permitió disfrutar relajadamente de Ciudad del Cabo y sacarle mucho provecho. Os voy a contar como podéis aprovechar tanto como nosotros.

Día 1. Cata de Vinos, Sudáfrica.

Llegamos un viernes a las 9:30 al aeropuerto internacional de Capetown. Veníamos de pasar una semana en Namibia con Adriana, nuestra amiga que vive en Sudáfrica. En el aeropuerto nos encontramos con Ivan y por fin, nos reunimos los cuatro. Fuimos a por nuestro coche de alquiler y empezamos la aventura. Lo reservamos a través de rental car, elegimos la compañía first Car. Alquilamos el coche durante una semana, pagamos 200€ con seguro. Nuestra agencia estaba situada en la terminal de vuelos nacionales. Tuvimos que salir y dirigirnos a esa zona, pero está bien indicado. Leed bien y no os asustéis si no veis la compañía en la terminal internacional.  Habíamos leído que no era muy recomendable alquilar coche en el país. Pero teniendo cuidado y unas medidas de seguridad básicas puedes hacerlo sin problema. Coge los alojamientos con garaje, pon los seguros cuando te subas y no dejes el coche aparcado en zonas no vigiladas. Si haces esto no deberías tener ningún problema. Es algo que te recomiendo si tu idea es recorrer los alrededores como hicimos nosotros. Si solo vas a estar en ciudad del cabo es más sencillo utilizar Uber. Os recuerdo, que se conduce por la izquierda, y si no tienes experiencia te costará un poco, sobre todo en ciudad con las rotondas y cruces, pero enseguida le cogerás el truco.

Elegimos el hotel en la zona de Woodstock, muy cerca del famoso mercado/lugar de eventos “The Old Biscuit Mill”. Reservamos el hotel Urban Artisan Luxury Suites a través de Booking. Los alojamientos en esta zona no son muy económicos y este no estaba mal de precio. Tiene parking vigilado 24h, y puerta de la calle con seguridad. La habitación estaba muy bien, amplia y con cocina completa. La única pega es que era una habitación bastante fría, nosotros fuimos a finales de septiembre y era invierno.

Hasta las 13:00h no nos daban el hotel, asique aún en el aeropuerto, hicimos un «tetris» nivel experto para meter las maletas de los cuatro en el minúsculo maletero de nuestro Suzuki Swift. Y con todo listo nos dirigimos al centro para empezar nuestra aventura.

Nos dirigimos a una de las calles principales, cerca del Greenmarket square. Dejamos el coche aparcado en un parking. Desayunamos por el centro y comenzamos a pasear. Caminar por esta ciudad en las zonas turísticas es seguro. Verás agentes de policía, Tourist Police, pendiente de tu seguridad. Nos dirigimos hacia Company Gardens, un oasis verde en medio de la ciudad. Pudimos ver ardillas, algunas albinas, patos, pavos y vimos varios “Hadidas”, unos pájaros que parecen pavos grandes, y que sorprendentemente vuelan. Es un ave nativa de África subsahariana. Es muy molesto, tiene fama de robar comida en las casas y hacer bastante ruido. Además, desde el parque teníamos una vista perfecta de la montaña de la mesa, es una suerte verla totalmente despejada.

Después nos acercamos a Victoria & Alfred Waterfront, un centro comercial enorme situado en el puerto. Además del centro comercial hay hoteles y una plaza muy animada con un montón de restaurantes y terrazas para tomar algo. Según el día y el momento verás música en directo. Es una zona muy animada. Nosotros nos volvimos locos buscando la famosa noria, pero en el momento que fuimos la habían desmontado para cambiarla de sitio, según nos explicaron. En el centro comercial intentamos cambiar dinero efectivo en alguna de las casas de cambio que había, pero fue imposible, ninguna nos ofrecía cambio. Ni bueno, ni malo, nos decían que no tenían efectivo. Al final sacamos dinero, como siempre, con la Revolut. Es la tarjeta que mejor cambio os va a ofrecer, y solo tendréis que pagar la pequeña comisión que os pida el banco.

Después de pasear por el paseo marítimo del Waterfront, oler el mar y disfrutar un poco, nos fuimos al apartamento a descansar, ducharnos y prepararnos para el planazo de por la tarde.

Uno de los planes que más me gustaron fue este. Hacer una cata de vinos a Constatia Gleen. Ciudad del Cabo es famoso por sus vinos. El entorno es idílico, en la montaña, rodeado de viñedos, con unas vistas espectaculares. Hay zonas al aire libre, y otras interiores con todo acristalado. Tienes para elegir entre diferentes catas. Nosotros hicimos la que pruebas 7 vinos diferentes el “Constantia Glen Full House Tasting” 3 blancos, 1 rosado y 3 tintos. Te explican las características del vino y de la uva. Acompañamos los vinos con una tabla de queso y embutido y una pizza que estaba deliciosa. Pedimos la pizza de trufa. Además, es un plan bastante económico, nos salió por unos 16€ cada uno. Pasamos allí un par de horas, poniéndonos al día, riéndonos y disfrutando de las vistas y del buen vino. Lo mejor es que reservéis antes de ir para garantizaros una mesa. El sitio es bastante grande, pero cuando fuimos estaba lleno.

Este día estábamos celebrando el cumple de Ivan. Después de la cata, seguimos con la celebración en otro bar, donde nos esperaban más amigos. Vivir este viaje así fue toda una suerte. Pudimos hablar, compartir experiencias y disfrutar del verdadero encanto de capetown. El bar era Movable feast. Os recomiendo que os paséis por allí a tomar una cerveza. Porque es un bar bonito, alternativo, con una decoración peculiar, con varios pisos y salas. Además, cuando estuvimos había djs y pudimos disfrutar del Amapiano, un estilo musical típico de esta zona que combina música electrónica y underground, y tiene su propia forma de baile. Os dejo una canción para que os hagáis una idea mejor.  

La noche iba avanzando y nosotros volvimos a cambiar de bar. Para movernos de una zona a otra siempre usábamos Uber. Este nuevo bar, Tigers Milk, era más discoteca, pero eran dos recintos conectados por un jardín. Estaba lleno de gente que disfrutaba de la noche, de las bebidas y de la música. Os lo dejo en el mapa por si queréis pasaros.

Día 2. Peninsula del Cabo y Boulders Beach, Sudáfrica.

Nos dirigimos a la península del cabo. Disfrutando del paisaje por la carretera. Desayunamos de camino, en Fran’s place, un restaurante situado en Simon,s Town. Después de una hora y 10min llegamos al cabo de buena esperanza uno de los puntos más al sur de África. Es un parque muy grande, la entrada cuesta unos 20€ para extranjeros. Lo ideal es que aproveches y pases medio día aquí. Hay varias playas y caminos para recorrer. El parque tiene zonas con baños y al menos un bar.

Nosotros subimos al faro en funicular. Es una caminata sencilla. Pero como íbamos con algo de prisa la hicimos en funicular. Solo ida. La vuelta la bajamos tranquilamente por la ladera disfrutando de las vistas. Nos costó 4€ más. Cuando llegas arriba del todo, si tienes suerte puedes ver ballenas, ya que se acercan mucho a la costa. Nosotros no tuvimos esa suerte. En el camino de vuelta nos encontramos con varios babuinos. No les deis nada de comer, y dejadles espacio. Un mordisco de un mono puede arruinarte el viaje.

Consejo: Usad siempre seguro. Para estos viajes yo os recomiendo iati mochileros. Es un seguro muy completo que incluye asistencia en trekkings.

Los miradores que encontrareis en cabo de buena esperanza son geniales. Estas rodeada de prados verdes, playas de arena blanca y un mar azul precioso.

Después de recorrer el parque de cabo buena esperanza, volvíamos a Capetown, pero antes hicimos una parada en Builders beach. Es una playa donde vive una gran colonia de pingüinos. Cuando llegues con las indicaciones del maps, llegarás a un parking, a la derecha hay un pequeño camino donde no va casi nadie, las vistas son muy bonitas, está más cerca del agua y también hay pingüinos, menos, pero hay. Os recomiendo empezar por este lado. A la izquierda está el sendero más famoso, donde puedes ver de cerca a estos pequeños. Nosotros, a finales de septiembre, tuvimos la suerte de ver la época de cría y había un montón de pingüinos bebés. Ambos caminos son gratuitos. Además de pingüinos, podrás ver dassies, unos roedores bastante grandes, endémicos de esta zona.

Si quieres acceder a la zona de la playa tendrás que pagar. El precio es de unos 10€, para extranjeros. Nos pareció un poco abusivo y decidimos no pagarlo. El horario es de 8:00 a 17:00h, una vez fuera de ese horario te dejan acceder a la playa gratis. Vimos que la puerta estaba abierta y no había nadie para cobrar. Así que decidimos probar suerte. Solo había 3 pingüinos en la playa, pero nos ofrecieron todo un espectáculo, nadando, jugando, salpicando y buceando tremendamente rápido.

Este día cenamos en una franquicia mexicana, Fat Cactus. Yo soy una fanática de los mexicanos y aquí estaba todo muy rico. Pedimos nachos, tacos y empanadas. Las raciones son abundantes.

Día 3. Lion’s Head y The old Biscuit Mill.

Empezamos el día haciendo uno de los trekking más famosos de la ciudad. Subir a la cabeza del León. Es muy divertido, un poco exigente y tendrás que “escalar” un poco.

Cuando llegas a la cima, las vistas son espectaculares. Si tienes vértigo esta no es la mejor ruta para ti. Vimos a unas 4-5 personas dando la vuelta debido al vértigo en algunas zonas.

Tienes que dejar el coche en el punto donde te indica google. Te aconsejo ir con ropa cómoda y calzado adecuado, la última parte es una zona muy rocosa, y necesitarás buen calzado que sujete el tobillo. Además, es importante que lleves agua y algo para picar.

La ruta parando a comer algo y a hacer fotos, (vamos, haciéndola con calma) nos llevó aproximadamente unas 3 horas. Son 8km con un desnivel de 500 metros.

Cuando estés arriba, si tienes suerte de que este despejado podrás ver toda la ciudad rodeada de montaña y mar.

Después de este día aprovechando bien la mañana tocaba reponer fuerzas. Volvimos para comer en un sitio muy especial. The old biscuit Mill. Es una fábrica reformada. Tenéis que visitarlo en sábado o Domingo, los horarios cambian según el evento. Revisadlo porque salvo el mercado, el resto solo lo abren cuando hay eventos, y es lo que merece la pena. Hay una zona que es como un mercado y otra parte que es como un festival. Pagamos 15€ cada uno para poder entrar al recinto. Había un Dj, es increíble lo apasionados de la música que son. Dos barras para pedir bebida y un montón de pequeños puestos con comida diferente. Había comida típica de Sudáfrica y de otros países africanos. Hamburguesas, bocadillos, carne a la parrilla, guisos, diferentes postres. Probamos un poco de todo y terminamos la tarde ahí. Los precios eran diferentes según el puesto, pero en general era barato. Nosotros comimos bien y gastamos 25€ entre los dos.

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