Saltar al contenido

Ciudad del Cabo y sus alrededores. Parte II.

Día 5. Jardín botánico y montaña de la mesa, Sudáfrica. 

Este día ya estábamos solos en la ciudad y queríamos recorrer todo lo que nos faltaba en ese día. Voy a contaros en esta entrada el resto de nuestro viaje en Capetown, aunque no lo hicimos seguido. Este día ya seguimos nuestro ritmo habitual.

Madrugamos bastante, para estar a primera hora en uno de los sitios más fascinantes de la ciudad. El jardín botánico, de nombre impronunciable, Kirstenbosch. Abre a las 8:30 hasta 17:30. El precio para extranjeros es de unos 75 Rands. Es grande, tiene diferentes caminos y pasarelas. Lo recorrimos en unas 2horas. Parándonos a leer los carteles que te explican las propiedades y características de la flora que vas viendo. Hay una parte, cerca de la entrada, que es un invernadero enorme, donde hay flora típica del desierto, aquí hay algunas plantas típicas el Namib. Lo ideal es que consigas un mapa que es gratis en la entrada. Además, en el jardín vimos varias aves. Entre ellas un “sunbird”. Cuando lo vi pensaba que no podía ser, ya que parecía un colibrí y son endémicos de todo el continente americano. No podía ser que estuviera en África. Y no, es un ave muy similar que también se alimenta de néctar y es típica de esta zona.

Jardín botánico entre nubes
Flores en el jardín botánico
Baobab y flora desértica

Después de recorrer el jardín botánico nos dirigimos a la playa de Muizenberg. Esta no era la ruta que habíamos diseñado. Nuestro plan inicial contaba con visitar la montaña de la mesa en teleférico, que está muy cerca del jardín botánico, pero había demasiadas nubes, asique decidimos esperar y dar una vuelta más en coche para ver nuestra primera maravilla natural con todo su esplendor.

Casas de colores en playa Muizenberg

Llegamos a la playa y justo enfrente de las casitas de colores hay un aparcamiento donde dejamos el coche. Desayunamos tostadas con huevos benedictinos que estaban deliciosos en Hudsons, un restaurante con una cristalera que nos permitía disfrutar de las vistas a la playa. El mar estaba lleno de surferos, hay varias escuelas en la zona. Y os aviso, hay que ser muy valiente para hacer surf en estas playas, no sólo por la complejidad de las olas, sino por los visitantes que tienen frecuentemente, tiburones blancos. Nos llamó la atención que además de las banderas amarilla, roja y verde típicas que te indican el baño, también había otras que avisaban de avistamiento de tiburones o de malas condiciones de avistamiento. 

Cartel peligro avistamiento tiburones

Capetown es uno de los lugares donde podréis bañaros en jaula con tiburones blancos. Hay varias excursiones que salen de la ciudad para vivir esta experiencia. Nosotros después de darle muchas vueltas decidimos no hacerla. Teníamos muchas dudas ya que nosotros defendemos un turismo responsable con los animales, y aunque los tiburones están libres en su medio natural, les atraen con carne y caldos de pescado, y al final estas prácticas también les alteran y pueden ser perjudiciales para su ciclo vital.

Después de pasear por la playa, ver sus casitas de colores en la arena y quedarnos embobados viendo las piruetas que hacían los surferos en el mar, decidimos volver al centro de Capetown. En el centro, a pocas calles de distancia y que podréis recorrer andando, está GreenSquare, donde podrás comprar algo en su mercado, nosotros compramos los imanes que nos traemos de todos los viajes y un bonito colgante de plata.

casas colores Bo-Kaap

También muy cerca, está la calle principal de Bo-Kaap, barrio Malayo famoso por sus casas de colores. Esta calle es mejor recorrerla en coche, vas a encontrar a un montón de gente intentando parar tu coche, para que bajes, te saques una foto y luego te pedirán propinas altas. Tú decides si quieres pagarlas. También puedes hacer un tour y que te cuenten un poco más de la historia de este lugar o visitar el museo de Bo-Kaap. Los residentes de este lugar son los descendientes de los esclavos procedentes de Malasia, Indonesia, India y otros países asiáticos. Después, el gobierno del Apartheid declaró esta zona como zona exclusivamente musulmana. Actualmente, es una zona multicultural donde conviven diversas culturas y religiones, aunque es mayoritariamente musulmana.

vistas de la ciudad desde la montaña de la mesa
Vistas del mar desde la montaña de la mesa

Este día decidimos comer en el alojamiento, fijándonos bien en la app para verificar las horas de Loadsheding, os lo explico con detalle aquí. Después de comer y descansar un poco en nuestro intenso día, pudimos observar desde nuestro apartamento que la montaña de la mesa se estaba despejando. Subimos hasta el punto de Table Mountain Aerial Cableway, dejamos el coche en uno de los lados de la carretera, no estaba señalado como aparcamiento, pero había muchos coches aparcados así. Cogimos la entrada sin problemas en taquilla, sin haberla reservado antes. El precio es de 16€ por persona, ida y vuelta. En la cabina entran unas 65 personas y sube bastante rápido, por lo que no hay que esperar mucho para subir. Está súper bien pensada, te toque donde te toque colocarte no te preocupes, solo intenta estar cerca de uno de los ventanales. Durante toda la subida va girando suavemente para que puedas admirar todas las caras de la montaña.

Una vez arriba hay viento fuerte, es mejor que vayas abrigado. Subes un desnivel de más de mil metros. Arriba hay baños y varios caminos con diferentes miradores. Nosotros recorrimos el camino que rodea toda la cima la montaña. Una vez arriba puedes moverte con facilidad, salvo algunos tramos que tienen más zonas rocosas. Pues es muy llana, de ahí le viene su nombre. Aquí os dejo algunas de las alucinantes vistas que tuvimos. Nos pasamos unas dos horas arriba, creo que hubiéramos podido disfrutar un poco más, pero el último descenso en cabina es las 18h, te avisan varias veces cuando subes. Te recomiendo que cuando se acerque la hora te encuentras cerca de la zona de la cabina. Puedes bajar por tu cuenta por varios caminos, pero además de ser duros tienes el riesgo de perderte al quedarte sin luz.

Cuando bajamos de la montaña de la mesa teníamos ganas de ver un atardecer con vistas increíbles. Uno de los mejores lugares para ver atardecer en Capetown es Signal Hill, y está al lado de la montaña de la mesa. Te sugiero este planazo, conduce con tu coche hasta el mirador. Te recomiendo llegar con tiempo puesto que el parking es limitado y esta idea la tiene más gente. Lleva sándwich, patatas o alguna chuchería y algún refresco frío. Disfruta de las vistas, de la compañía y de un poco de comida.

Colina singnal Hill

Para terminar el día decidimos pasear por Sea Point y tomarnos un helado mientras dábamos un agradable paseo por el paseo marítimo. Esta zona es una de las zonas más caras de Capetown, en ella se concentran grandes hoteles. Puedes aparcar el coche cerca de alguno de estos hoteles que suelen tener seguridad privada en la puerta.

Días 6 y 7. Hermanus.

Estos días nos fuimos a buscar suerte a uno de los mejores lugares del mundo para avistar cetáceos. Os lo contamos en otro post, que merece describirlo con detalle.

Cola de ballena

Días 8. Nadando con leones marinos.

Este día volvíamos a estar en Capetown para seguir aprovechando la ciudad. Una de las actividades más divertidas que puedes hacer es hacer snorkel con leones marinos. Uno de los grandes contras es meterse en esas aguas congeladas, y más si el día no acompaña… Pero nuestras ganas por nadar con estos animales pudieron con los contras. Contratamos la excursión a través de Civitatis.

León marino

El lugar de encuentro está mal indicado, google nos llevaba fuera del puerto, pero tienes que entrar hasta el parking del puerto Hout Bay. Una vez allí hay una caseta con el logo de la organización. Podrás pasar al baño si lo necesitas o si te hace falta cambiarte. Luego te llevarán caminando a otra zona del puerto donde tienen todo lo necesario para la excursión: neoprenos completitos (incluyen camiseta interna, gorro, lo agradecerás para las orejas, escarpines y guantes). Además, tienen otra caseta con duchas con agua caliente (lo agradecerás).

La excursión consiste en llegar a una colonia de leones marinos que está cerca del puerto. Hasta aquí vas en lancha rápida, fue muy divertido. Admirar las vistas de los grandes acantilados de la ciudad desde el mar también es una pasada. Los guías te cuentan un montón de curiosidades sobre los leones y recomendaciones, algunas obvias, como no tocarlos. Mientras atendíamos a estas explicaciones, pasó algo alucinante, pudimos ver una foca elefante. ¡Estábamos alucinando!, ni nos lo esperábamos, ni nos imaginábamos el tremendo tamaño que tenía. Pueden llegar a pesar hasta dos toneladas, y viéndola tan cerca no me cabe duda. Ahí estaba, cerca de la embarcación, nadando tranquila, asomando su cabeza y mirándonos curiosa. Aún con ella merodeando, nos tiramos al agua. El primer contacto impacta por el cambio de temperatura, pero es verdad que el neopreno hacía su efecto y era soportable estar nadando en agua a 13-14 grados.

Una curiosidad de las colonias de leones marinos, que si has visitado sabrás… ¡Huelen FATAL! Pero al llevar las gafas de snorkel tampoco olíamos nada, ¡menos mal!

Al principio estábamos un poco nerviosos y tímidos. Pero pronto los leones empezaron a acercarse curiosos, a hacer burbujas, a jugar con nosotros y a rodearnos dando volteretas. Solo tenías que quedarte quieto y disfrutar. Son como perretes. La foca elefante estaba intentando subirse a unas rocas mientras tanto.

Estuvimos en el agua unos 45 minutos, después de ese tiempo ya empezábamos a sentir bastante el frío. Lo mejor de todo fue que cuando subimos a la lancha, nos tiraron un cubo de agua caliente dentro del neopreno y fue maravilloso. Una vez a bordo y con un poco más de temperatura, nos ofrecieron un delicioso chocolate caliente con galletas. Que nos hizo recuperar la temperatura del todo.

Una vez en el puerto agradecimos las duchas de agua caliente. Además, tienen una zona para cambiarte tranquilamente. Fue una experiencia muy guay. Poder sentir el mar congelado, jugar con Leones marinos y saludar a una foca elefante. Merece mucho la pena.

León marino nadando

Para terminar el día fuimos a cenar al que ha sido para nosotros el mejor restaurante de Capetown. Se llama Mzambik y ofrece comida típica de Mozambique. Si vais tenéis que probar las gambas, y el veg curry. Además, no es caro, cenamos por unos 30€ los dos. Hay varios, nosotros fuimos al de Victoria & Alfred Waterfront. Y así nos despedimos de Capetown.

Al día siguiente madrugamos para coger un vuelo con el último destino de este asombroso país. 

Etiquetas:

1 comentario en «Ciudad del Cabo y sus alrededores. Parte II.»

  1. Pingback: Itinerario de dos semanas por Sudáfrica

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *